Actualmente, nuestra salud bucal nos puede alertar de muchas enfermedades. Por nuestra cavidad bucal entran toda clase de alimentos y la salud general de nuestro organismo se ve influenciada por ello. Es tal la relación entre la salud bucodental y diversas enfermedades, que muchas de ellas se pueden detectar tras una visita rutinaria al odontólogo. Nos queremos centrar, en esta ocasión en los trastornos alimenticios.
La odontología se sitúa en las primeras posiciones a la hora de poder diagnosticar diversos trastornos en la alimentación. Hablamos de enfermedades como la desnutrición, anorexia o bulimia. Un examen rutinario puede alertar de los síntomas que se suelen traducir en un desgaste en el esmalte dental y en dientes sensibles y desgastados. Esto se debe a los ácidos estomacales y el reflujo gástrico que suben por la boca al intentar bajar de peso induciendo el vómito, y modifican el color de los dientes y erosionan el esmalte. Es uno de los síntomas principales que caracterizan enfermedades como la anorexia o la bulimia.
Pero además, existen otras señales de estos trastornos como los que se presentan en los labios que tienen una apariencia rojiza y agrietada. También aparecen dolores en la boca, sequedad, mal aliento, encías sangrantes, garganta y glándulas salivales más sensibles e incluso la mandíbula puede levemente dislocarse. Esto último se produce por el constante esfuerzo exagerado a vomitar, que además también perjudica la parte posterior de los dientes alterando su forma y tamaño.
Un examen a tiempo puede detectar este tipo de trastornos antes de que ocasione daños graves al organismo y a los dientes. El dentista, en este caso, ocupa una posición privilegiada para detectar estas enfermedades y además prevenir muchos de los síntomas ayudando al paciente y minimizando los efectos con enjuagues adecuados, protección del esmalte, corrigiendo postura o la ortodoncia, entre otros tratamientos.